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La inteligencia artificial no transforma empresas; las personas, sí

Aunque la mayoría de las organizaciones ya utiliza alguna forma de IA, 71% reconoce que su personal no está preparado para integrarla en sus funciones diarias, señala reporte de Kyndryl.

La inteligencia artificial (IA) ha dejado de ser una promesa lejana para convertirse en una realidad tangible en las empresas: el 95 % ya invierte activamente en su implementación para ganar eficiencia y competitividad. Sin embargo, aunque el entusiasmo crece, los resultados no son tan visibles como se esperaría. ¿La razón? El reto no es solo técnico, sino humano: ¿están realmente preparados los colaboradores para adoptar y aprovechar la IA de manera efectiva?

Sin embargo, pese al entusiasmo que genera la IA y la velocidad con la que las empresas están adoptando esta tecnología, los resultados todavía no son tan visibles como se esperaría. Esto plantea una pregunta crítica: ¿los colaboradores están realmente preparados para adoptar y aprovechar el potencial de la inteligencia artificial de manera efectiva?

En Kyndryl, hemos buscado responder a esta interrogante a través del People Readiness Report 2025, un estudio que reunió las perspectivas de más de 1.100 líderes empresariales y tecnológicos de ocho países, y que tuvo como hallazgo principal una paradoja relevante: aunque la mayoría de las organizaciones ya utiliza alguna forma de inteligencia artificial, el 71 % de sus líderes reconoce que su personal no está adecuadamente preparado para integrarla a sus funciones diarias.

Gustavo Espinoza

Esta brecha entre la adopción tecnológica y la preparación humana visibiliza una desconexión preocupante dentro de las empresas. Mientras que los ejecutivos tecnológicos suelen ver la IA como una herramienta ya en marcha y funcional, solo el 45 % de los CEO coincide con esta percepción optimista. Esta diferencia sugiere que el verdadero desafío en torno a la IA no es únicamente técnico, sino también estratégico, organizacional y cultural.

A pesar de este panorama general, existen casos inspiradores que demuestran lo que es posible cuando se alinean correctamente tecnología y talento. En nuestro estudio identificamos a un grupo de empresas que están marcando el camino: los AI Pacesetters, quienes representan solo el 14 % de las organizaciones encuestadas, pero se destacan por haber logrado una integración exitosa de la inteligencia artificial en sus procesos, con beneficios visibles y medibles.

La clave de su éxito radica en su capacidad para alinear la adopción tecnológica con objetivos de negocio concretos, apoyados por una fuerza laboral preparada y comprometida. Estas empresas no se limitan a implementar soluciones tecnológicas; también invierten en capacidades organizacionales que permiten sostener la transformación, como estructuras de gobierno sólidas y programas de reskilling. No solo adoptan IA: crean el entorno para que genere valor real.

Entonces, ¿qué están haciendo diferente estos líderes?

En primer lugar, colocan a las personas en el centro de la transformación. Desde el inicio, involucran a sus equipos para reducir la incertidumbre sobre los posibles impactos laborales de la IA, fortalecer la confianza y construir una visión compartida del cambio. Esta participación convierte a los colaboradores en aliados activos del proceso, en lugar de hacerlos sentir como espectadores pasivos de una imposición tecnológica.

En segundo lugar, estos líderes no improvisan. Invierten tiempo y recursos en entender a fondo las brechas de habilidades actuales y anticipar las futuras utilizando herramientas que les permiten mapear capacidades, identificar áreas críticas de mejora y redirigir el talento hacia roles estratégicos de mayor valor agregado. Comprenden que la IA no es un proyecto de TI aislado, sino una transformación empresarial integral y de largo plazo, que requiere coordinación entre áreas, claridad en los objetivos y preparación humana.

Este enfoque integral, centrado tanto en la tecnología como en las personas, les permite alinear la IA con las metas del negocio y construir una base sólida para su adopción exitosa. Así, la IA no se convierte en una moda pasajera ni en una iniciativa desconectada del día a día, sino en una ventaja competitiva, real y sostenible a través del tiempo y del cambio.

En definitiva, la IA representa una oportunidad única para transformar los negocios, pero su éxito depende de la capacidad de las personas para evolucionar con ella. En Kyndryl México, estamos convencidos de que se requiere más que capacitación técnica: implica rediseñar procesos, liderar con empatía y construir una cultura de aprendizaje continuo.

En la era de la IA, el diferenciador no será la tecnología que se implemente, sino el talento humano que la respalde. Porque, al final, ninguna transformación digital es posible sin el factor más importante: las personas.

Gustavo Espinoza es vicepresidente de la práctica de consultoría de Kyndryl México. Es ingeniero de computación y sistemas, con más de 25 años de experiencia profesional en servicios de tecnología de la información entre IBM y Kyndryl, nueve de los cuales los dedicó al área técnica y 16 al área comercial.

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