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Comercio electrónico en Colombia sigue en crecimiento

El país avanza hacia un escenario donde la digitalización de pagos, la interoperabilidad y la inclusión financiera impulsan una economía más competitiva, de acuerdo con la Cámara Colombiana de Comercio Electrónico.

En el acumulado al tercer trimestre de 2025, el comercio electrónico en Colombia alcanzó ventas por 105 billones de pesos colombianos (unos $27.500 millones de dólares), con un aumento de casi 11 % frente a lo observado en el mismo periodo del 2024, un resultado que se alinea con la proyección de crecimiento del sector del 12 % al finalizar el 2025.

Así lo explica María Fernanda Quiñones, presidenta ejecutiva de la Cámara Colombiana de Comercio Electrónico (CCCE), quien sostiene que este comportamiento demuestra la madurez del ecosistema y su capacidad de adaptación en un entorno económico retador.

Para la directiva, el aumento constante en el número de transacciones refleja la confianza de los consumidores y el papel protagónico de los pagos digitales, especialmente las transferencias vía PSE (Pagos Seguros en Línea) y entre billeteras digitales, que, en conjunto representan más del 56 % de las operaciones de venta en línea al tercer trimestre del 2025.

Por eso, considera que Colombia avanza hacia un escenario donde la digitalización de pagos, la interoperabilidad y la inclusión financiera impulsan una economía más competitiva.

Con respecto a qué es lo que más está estimulando a este sector, la ejecutiva señala que el comercio electrónico hoy se está impulsando por la integración real entre los canales físicos y digitales. Y agrega que la omnicanalidad dejó de ser un concepto aspiracional y se convirtió en una necesidad operativa, puesto que permite mejorar la experiencia del cliente, aumentar la conversión y optimizar costos logísticos.

A eso se suma la masificación de los pagos digitales, que facilita la compra y reduce fricciones, y la creciente adopción de herramientas de automatización y analítica que ayudan a las empresas, especialmente a las mipymes, a tomar mejores decisiones. “Por eso, desde la CCCE enfatizamos que el mayor motor del sector es la combinación de estos elementos y la capacidad del comercio de aprovechar la sinergia entre ambos mundos para crecer de manera sostenible”, anota Quiñones.

Crecimiento en infraestructura

Según María Fernanda Quiñones, la infraestructura que soporta el comercio electrónico ha mostrado avances importantes, especialmente en logística y tecnología. “El país ha ampliado su capacidad en centros de distribución, habilitando operaciones más eficientes, y ha fortalecido los servicios de última milla con nuevos modelos de entrega, puntos de recogida y soluciones de seguimiento en tiempo real. A esto se suma la masificación de herramientas digitales que permiten a las empresas, incluidas las mipymes, gestionar inventarios, optimizar rutas y mejorar tiempos de entrega”.

En ese sentido, dice que los resultados del más reciente estudio de desempeño logístico en Colombia (2025) muestran mejoras en indicadores como cumplimiento y disponibilidad, señal de que las cadenas de abastecimiento están respondiendo con mayor precisión a la demanda online. “Aunque persisten retos en la cobertura logística regional, el crecimiento de esta infraestructura está consolidando un ecosistema más confiable, interoperable y competitivo para el comercio digital”, asegura la presidenta ejecutiva de la CCCE.

De otro lado, con respecto a si han tenido problemas en materia de regulaciones, precisa que han enfrentado varios desafíos que afectan directamente al comercio electrónico. Por ejemplo, revela que en el Congreso de la República se están tramitando iniciativas legislativas en temas como inteligencia artificial, protección de datos personales y turismo, las cuales plantean retos importantes para el ecosistema digital.

Eso se debe, en buena parte, explica, a que muchos de sus artículos desconocen la realidad técnica del sector y, en consecuencia, proponen obligaciones o cargas desproporcionadas para los diferentes actores del ecosistema. “En este contexto, continuaremos trabajando de manera activa frente a estas iniciativas, con el propósito de sensibilizar a los legisladores y a los hacedores de política pública sobre los impactos que pueden generar en el entorno digital. Nuestro objetivo es asegurar que las decisiones normativas se adopten con un entendimiento adecuado del funcionamiento del ecosistema, y evitar que disposiciones mal formuladas terminen perjudicando su desarrollo y competitividad del ecosistema”, enfatiza Quiñones.

Acciones frente a la demanda tecnológica

La directiva de la CCCE también comenta que, en los últimos años, las empresas del ecosistema han tenido que acelerar la adopción tecnológica para responder a la presión por la digitalización que se originó en la pandemia, a un consumidor más exigente y a operaciones cada vez más complejas.

Además, indica que Colombia enfrenta un doble reto de adopción tecnológica: muchas empresas deben todavía hacer sus procesos de transformación digital y, a la par, estar actualizadas en cuanto a las tecnologías emergentes. La automatización de procesos, la analítica avanzada y las herramientas de inteligencia artificial se volvieron indispensables para gestionar inventarios, anticipar la demanda y optimizar la experiencia del cliente.

Por otro lado, sostiene que también se ha vuelto necesario fortalecer las capacidades en ciberseguridad, autenticación y prevención de fraude, que son esenciales para garantizar confianza en los canales digitales.

“Paralelamente, la integración de sistemas, desde pasarelas de pago hasta operadores logísticos, ha permitido operar de manera más eficiente y ofrecer servicios como seguimiento en tiempo real, entregas más rápidas y procesos de devolución mejor estructurados. Todo esto refleja un sector que está modernizando su base tecnológica para sostener su crecimiento y responder al ritmo del mercado”, explica la ejecutiva.

Finalmente, con relación a sus expectativas para el Black Friday y de cara al cierre del año, asevera que son conscientes de que las jornadas de alto impacto comercial suelen potenciar de manera importante la actividad del comercio digital, y que el Black Friday no ha sido la excepción en el comportamiento histórico del sector.

“Según nuestros análisis internos, durante el Black Friday de 2024 observamos un comportamiento muy positivo del comercio. Ese día, el valor total de las ventas creció un 50 % frente a un viernes normal, y el número de transacciones aumentó un 29 %. Además, notamos que durante todo el fin de semana del Black Friday se mantuvo un volumen alto de compras, casi al nivel del propio viernes, aunque con montos menores. Esto se explica porque el día principal las personas aprovechan para comprar productos de mayor valor, como tecnología, electrodomésticos o incluso vehículos, mientras que el resto del fin de semana predominan compras de menor tiquet”, informa Quiñones.

El crecimiento de este fenómeno ha sido constante, año tras año. Por ejemplo, durante el Black Friday de 2024, las ventas aumentaron 45 % frente al de 2023. Con este historial tan sólido, sumado a la mejoría reciente en la confianza del consumidor y la caída del dólar, la CCCE estima que el próximo Black Friday podría alcanzar un crecimiento entre el 30 % y 40 % frente a un viernes promedio.

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