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A más compras, más riesgos: el desafío de proteger los pagos en la temporada festiva
Durante la temporada de fin de año, las organizaciones necesitan garantizar la inmediatez de las transacciones financieras y comerciales sin sacrificar seguridad, y sostener la confianza del usuario ante ataques que se vuelven cada vez más sofisticados.
El cierre de año trae consigo un fenómeno global que también impacta con fuerza a Latinoamérica: altos picos de comercio digital, y junto con ellos la intensificación de los intentos de fraude. Datos de TransUnion lo evidencian: durante el periodo festivo del año pasado, México (83 %), Puerto Rico (36 %), Guatemala (28 %), Colombia (25 %) y Brasil (8 %) registraron incrementos significativos en los intentos de fraude digital.
Con la llegada de jornadas como el Black Friday (más global), el Buen Fin en México, el Cyber Monday y, en general, las activaciones de marca de cada país para incrementar las ventas de la temporada, plataformas de comercio electrónico, bancos, fintechs y proveedores de infraestructura deben responder a una mayor presión: garantizar inmediatez sin sacrificar seguridad, proteger millones de transacciones en tiempo real y sostener la confianza del usuario en un entorno donde los ataques se vuelven más sofisticados cada día.
En este escenario, tecnologías como la verificación de identidad digital, la tokenización, la analítica avanzada y las arquitecturas abiertas, antes consideradas complementarias, hoy se está convirtiendo en puntos estratégicos de la protección del ecosistema financiero.
Alejandro del Río, director regional para Latinoamérica de Paymentology, emisor-procesador de pagos líder a nivel mundial, explica que el desafío actual no es solo soportar el volumen transaccional, sino blindar cada operación sin afectar la experiencia del usuario. “El ecosistema de pagos enfrenta una doble exigencia: ofrecer transacciones rápidas y seguras. La clave está en la tecnología. La tokenización, las tarjetas sin número y la autenticación dinámica se han convertido en herramientas esenciales para proteger cada operación, sin generar fricción en la experiencia del usuario”.
Del Río agrega que la seguridad dejó de ser un freno y se convirtió en la base sobre la cual se construye la economía digital. “La región avanza hacia un modelo en el que la seguridad ya no se percibe como un obstáculo, sino como parte natural de una experiencia de pago confiable y sin interrupciones”, afirma.
Ese mismo equilibrio entre velocidad y protección se extiende a toda la banca digital. Para iuvity, compañía que impulsa la evolución digital de las instituciones financieras mediante soluciones tecnológicas, la clave es que la tecnología opere de manera “invisible”, garantizando agilidad sin procesos engorrosos.
Edgar Osuna, Chief Data & Analytics Officer de la compañía, señala que el auge del comercio en línea ha convertido los pagos inmediatos en una expectativa mínima: “el futuro de la banca no está en competir por la atención del usuario, sino en operar de forma casi invisible tras las plataformas, como las de ecommerce, para garantizar que cada transacción sea rápida, segura y confiable. Para lograrlo, las instituciones deben apoyarse en la analítica avanzada, el monitoreo en tiempo real y el uso de modelos de inteligencia artificial que aprendan del comportamiento de cada cliente”.
La infraestructura, entonces, se vuelve crítica, especialmente cuando pagos y servicios financieros se distribuyen en múltiples plataformas. Roberto Gaudelli, director comercial de Prometeo, fintech especializada en el desarrollo de infraestructura financiera, destaca que las temporadas de alto consumo demandan sistemas capaces de detectar anomalías en tiempo real y reducir fricciones sin comprometer la protección.
“El riesgo de fraude aumenta porque los volúmenes de transacción crecen y los ataques se vuelven más sofisticados. La forma más efectiva de reducir ese riesgo es combinar infraestructura segura con usuarios informados”, explica.
Gaudelli resalta la necesidad de operar bajo estándares internacionales, con monitoreo 24/7, encriptación y verificación de cuentas, mientras los usuarios adoptan prácticas básicas como el uso de autenticación de dos factores (2FA), actualizaciones frecuentes y evitar redes no seguras. “Estas medidas complementan la protección que ofrecen los proveedores de infraestructura financiera. La combinación de una base tecnológica sólida y hábitos responsables es lo que garantiza que tanto empresas como consumidores puedan transaccionar con confianza en momentos de alta demanda”, añade.
Sin embargo, más allá de la transacción, el aumento de intentos de suplantación y creación de perfiles falsos, impulsados por inteligencia artificial, ha llevado a que la identidad digital se convierta en un frente de riesgo prioritario. Para Jumio, compañía de inteligencia de identidad basada en IA, autenticación biométrica y análisis de datos, este es uno de los puntos más sensibles del ecosistema.
Samer Atassi, vicepresidente para América Latina de Jumio, señala que la tecnología debe habilitar seguridad sin fricciones: “Durante las temporadas de alto consumo, como fin de año, los intentos de fraude digital aumentan de manera considerable. La inteligencia artificial ha facilitado la creación de identidades falsas y la toma de control de cuentas, lo que afecta tanto a los comercios como a los consumidores”.
Sin certeza sobre quién está detrás de cada operación, ningún sistema de pagos puede considerarse realmente seguro. “En este contexto, la verificación de identidad digital se vuelve esencial. El uso de tecnologías como la biometría, la autenticación en tiempo real y la IA avanzada para confirmar que cada usuario es quien dice ser, sin fricciones innecesarias”, concluye Atassi.
Las visiones apuntan a lo mismo: Latinoamérica solo podrá enfrentar el aumento del fraude si logra articular infraestructura robusta, identidad digital confiable y analítica inteligente en un modelo de seguridad integral. El reto, y la oportunidad, es consolidar un ecosistema donde la inmediatez conviva con verificación avanzada y prevención transparente, de modo que la confianza se mantenga como el pilar central de la economía digital incluso en los momentos de mayor demanda.