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Más allá de una moda, la IA agéntica redefinirá lo que es posible

La IA agéntica no es una nueva etiqueta para la automatización ni un bot con programación más sofisticada. Es una tecnología capaz de razonar, tomar decisiones y actuar en situaciones complejas y dinámicas.

Cada avance tecnológico viene acompañado de una ola de entusiasmo y, con ella, el inevitable uso incorrecto de términos. Ya lo hemos visto antes: “soluciones en la nube” que no eran más que software alojado, o una “IA” primitiva basada en simples instrucciones condicionales. Ahora ocurre lo mismo con la IA agéntica, una innovación poderosa que sigue siendo distorsionada por el discurso mercadológico

La IA agéntica no es una nueva etiqueta para la automatización ni un bot con programación más sofisticada. Es un salto fundamental hacia adelante: una tecnología capaz de razonar, tomar decisiones y actuar en situaciones complejas y dinámicas.

Lo que no es la IA agéntica

Muchos proveedores ya están utilizando la etiqueta “agéntica” para describir sistemas que, en realidad, no son más que flujos de trabajo predefinidos o árboles de decisión. Esto resulta engañoso, y debilita la confianza en la verdadera innovación en inteligencia artificial, porque lo que las empresas esperan –y lo que la IA agéntica promete– es un sistema inteligente y adaptativo, capaz de responder al contexto y actuar de forma proactiva. No un chatbot que se bloquea en cuanto el usuario se sale del guion.

Glenn Nethercutt

Una buena regla general: si el sistema toma decisiones que no fueron programadas explícitamente, es agéntico. Si no, es solo automatización tradicional con una nueva etiqueta.

Del guion a la estrategia

La mayoría de las soluciones de IA actuales ejecutan tareas de forma rápida y eficiente, pero sin comprensión real. Pensemos en los bots de atención al cliente que preguntan si ya reiniciaste el módem y luego te transfieren a un humano; eso no es inteligencia, es un árbol telefónico digital.

Ahora imaginemos la IA agéntica en ese mismo escenario: detecta una falla local, revisa tu historial de cuenta, aplica un reembolso, agenda una visita técnica y te mantiene informado. Todo sin intervención humana. Eso es pensar y actuar.

¿Qué hay detrás de la IA agéntica?

Dos pilares fundamentales de la IA agéntica son el razonamiento automatizado y la IA constitucional.

El razonamiento automatizado es el cerebro de la IA agéntica: garantiza que sus decisiones sean lógicamente sólidas y no caigan en “alucinaciones”, esos errores cognitivos característicos de la IA. Como una demostración matemática que explica cada paso, la IA agéntica debe poder justificar por qué tomó una decisión específica.

La IA constitucional actúa como columna vertebral ética: regula el comportamiento de la IA agéntica y asegura que opere dentro de límites legales y morales. Lo distintivo aquí es que estas reglas no deben ser rígidas, pueden adaptarse a industrias específicas, leyes locales o incluso a las políticas de cada organización.

México ha mostrado un creciente interés por mantenerse a la vanguardia en inteligencia artificial, reconociendo la necesidad de enfoques éticos, inclusivos y responsables para la transformación digital. El país ha participado en debates sobre derechos humanos, educación, ciberseguridad, inclusión y gobernanza de datos. Aunque aún se está desarrollando un marco regulatorio integral, los esfuerzos actuales reflejan un compromiso con políticas de IA alineadas con prioridades nacionales, equidad social y desarrollo sostenible.

Sin política, no hay confianza

Sin marcos éticos claros, la IA corre el riesgo de volverse impredecible o incluso perjudicial. Por eso, las empresas tecnológicas, los legisladores y las organizaciones deben colaborar para establecer una gobernanza en capas: desde principios universales (como la no discriminación), hasta lineamientos específicos por industria. Esto permitirá que la IA opere de forma responsable sin ser excesivamente restrictiva.

Las políticas requieren matices, ya que las restricciones demasiado amplias pueden ser contraproducentes. Imaginemos una IA agéntica que se niega a hablar sobre recursos de salud mental debido a una política demasiado estricta, incluso cuando un cliente necesita ayuda urgente. El reto es construir sistemas éticos, pero adaptables; firmes, pero flexibles.

La IA agéntica no se puede fingir

Estamos en una encrucijada. Un camino lleva a sistemas eficientes y predecibles; el otro, a verdaderas soluciones agénticas capaces de razonar y actuar de forma autónoma dentro de límites seguros. La tentación de tomar el camino fácil es real: simplemente renombrar una herramienta antigua como “IA agéntica”. Pero eso no es innovación, es maquillaje.

La verdadera IA agéntica no es automatización pulida. Es un socio digital estratégico. Y en un mundo cada vez más complejo, eso es exactamente lo que las organizaciones necesitan.

Glenn Nethercutt es director de Tecnología en Genesys. Como miembro del equipo técnico de la empresa, supervisa la estrategia de arquitectura en la nube. Tiene experiencia en telecomunicaciones, procesamiento de flujos de eventos complejos, gestión del rendimiento de aplicaciones, desarrollo de sistemas operativos, visualización de datos y principios de entrega continua.

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