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Del costo a la innovación en la economía de datos

La apreciación del almacenamiento relacionado con los datos está pasando del antiguo paradigma de “precio x cantidad x activo” hacia un modelo de “precio x datos x plazo” para ganar agilidad.

Se está produciendo una explosión de datos. Para gestionarla, junto con sus costos asociados, las organizaciones deben adoptar un nuevo enfoque y optimizar la economía de sus datos. Si bien, antes los datos crecían de manera exponencial, ahora su ritmo se está acelerando aún más, lo que requiere de un nuevo enfoque.

Eso nos lleva a plantearnos preguntas tales como: ¿Cómo podemos sortear esta avalancha? ¿Cómo podemos conservar la energía necesaria para dar cabida a este crecimiento? ¿Cómo podemos controlar los costos asociados a todos estos datos?

Por qué los datos afectan directamente las ganancias

Douglas Wallace

Aunque los datos (es decir, la información procesada y almacenada electrónicamente) existen desde hace más de 70 años, la era actual exige que hagamos algo más que garantizar su seguridad y privacidad. Cada vez es más evidente que debemos prestar mucha atención a la dinámica y la economía de los datos después de la revolución digital. Las empresas de todo el mundo deben tomar nota, en particular el sector de servicios financieros, que crece con rapidez y depende especialmente de los datos.

El sector bancario y de servicios financieros se ubica constantemente entre los cuatro sectores con mayor uso intensivo de datos. Los bancos gastarán casi el 2 % de sus ganancias en almacenamiento de datos este año, y se prevé que esa cifra aumente a una tasa de crecimiento anual compuesta (CAGR) del 20 % anual.

La digitalización es una parte cada vez más integral de las empresas, independientemente del sector, ya que cada punto de contacto produce cada vez más datos. Desde la información del cliente y la ciberseguridad, hasta el cumplimiento normativo y los análisis, la IA y más, la digitalización significa más datos.

El crecimiento de los datos es tan extremo que ha superado los métodos disponibles para predecir su tamaño o los costos de almacenamiento. Como resultado, las técnicas antiguas como la Ley de Moore (que establece que la velocidad y la capacidad de las computadoras se duplicarán cada dos años debido al aumento en la cantidad de transistores que puede contener un microchip) ya no son relevantes.

Con todos estos datos, una cantidad asombrosa de ellos no se utiliza. Por ejemplo, la cámara promedio de un teléfono inteligente tiene miles de fotos que la mayoría de las personas nunca mirarán (o borrarán). O considere las muchas aplicaciones del usuario promedio de un teléfono inteligente, cada una con su propio conjunto de datos.

Aumente esos datos al tamaño de una institución financiera. Incluso con soluciones de almacenamiento en la nube optimizadas y en la nube híbrida, aún necesitará almacenar estos datos en algún lugar, lo que ocupa espacio y recursos.

Entonces, ¿cómo procesa estos nuevos flujos de datos constantes de manera rentable y sin desperdicio? Más importante aún, ¿cómo se asegura de no seguir invirtiendo en optimizar datos inútiles, desviando el gasto de los datos críticos para la misión? ¿Cuánta energía y recursos está utilizando para mantener disponibles esos datos inútiles?

Cómo dominar la economía de los datos

Una empresa necesita mantenerse al día y controlar la economía de sus datos para adoptar nuevos paradigmas de adquisición de almacenamiento, aprovisionamiento, actualización y agilidad económica. Las organizaciones necesitan transparencia de costos, capacidad para hacer frente a la volatilidad y un sistema que no requiera actualizaciones o mejoras complicadas a medida que el panorama digital evoluciona cada vez más rápido. Este sistema debe integrarse con la tecnología de la nube y mantenerse actualizado y moderno sin interrumpir el flujo de trabajo.

Sin embargo, muchas organizaciones no adoptan estas soluciones debido a conceptos erróneos en torno a los costos de almacenamiento: que es un gasto heredado de “precio x cantidad x activo” o que la nube pública es la mejor opción porque es más ágil, protegida y económica. Pero, en realidad, aproximadamente la mitad del costo del almacenamiento es hardware.

Se debe considerar los precios de actualización, como el espacio, el software, la refrigeración, la energía, la administración y el valor de la simplicidad, la previsibilidad y la consistencia. Las empresas que se han trasladado a la nube privada ahorran, aproximadamente, la mitad del costo de almacenamiento con “recursos dedicados”. Según el negocio, un enfoque híbrido adaptado a las necesidades específicas de la organización maximizará a menudo los beneficios del almacenamiento en la nube: costo, confiabilidad y agilidad.

Esta idea constituye un argumento convincente a favor de los modelos “como servicio”, que permiten a las empresas tener sus estructuras locales con la flexibilidad financiera de la nube pública.

El nuevo modelo es “precio x datos x plazo = agilidad”

Si se combina la economía de la nube, una arquitectura no disruptiva (como Evergreen de Pure Storage) y la optimización de datos siempre activa para ayudarlo a eliminar permanentemente la deuda tecnológica de su empresa, es posible proteger a las empresas de los riesgos en la era actual de pandemias, disturbios geopolíticos y desastres naturales y provocados por el hombre.

Además, con un sistema como servicio, en el que se paga solo por lo que se usa, las empresas pueden aumentar su agilidad y eficiencia, al tiempo que reducen los riesgos, lo cual es fundamental para las empresas hoy en día, especialmente en tiempos de incertidumbre.

Después de abordar las limitaciones operativas y financieras, puede concentrarse en aprovechar al máximo sus datos, el activo más valioso de su organización.

Douglas Wallace es gerente de Ventas de Distrito para América Latina y el Caribe (excepto Brasil) en Pure Storage. Anteriormente, fue director regional de Ventas en NetApp, director de Ventas para algunos mercados de Latam en Symantec, donde también fue country manager en México, entre otros cargos realizados. Es ingeniero por la Escola de Engenharia Mauá y tiene un MBA por la Hult International Business School.

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