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Cambiar o morir: el dilema de las áreas de compras de las empresas

Hay un gap muy claro entre oferta y demanda y una necesidad muy grande de centralizar la información. Esa brecha se cierra únicamente con el input de la tecnología, que puede generar ahorro de costos de hasta un 45%.

En la era de la globalización y la hiperconectividad, la tecnología se convirtió en una herramienta fundamental para la supervivencia de las empresas en un mundo cada vez más competitivo y volátil.

Si bien es cierto que en la vida cotidiana adoptamos con facilidad la digitalización para satisfacer nuestras necesidades de consumo (compramos zapatillas online, escuchamos música en una app y descargamos libros electrónicos en una tablet, por poner ejemplos frecuentes) su integración en los procesos empresariales, especialmente en áreas como compras, todavía enfrenta una gran resistencia por parte de quienes están acostumbrados a resolver sus necesidades sin la ayuda de la tecnología.

La transformación digital en las áreas de compras no solo implica una oportunidad para innovar y mejorar procesos, sino que se trata de una necesidad evidente. La disponibilidad de proveedores y suministros está intrínsecamente ligada a eventos globales de gran magnitud, y esta tendencia no para de crecer año tras año, a medida que todo está más conectado.

Desde pandemias hasta guerras, cualquier suceso en cualquier parte del planeta puede tener repercusiones directas en la cadena de suministro. Basta con recordar recientes eventos como el cierre del puerto de Baltimore luego del choque de un buque portacontenedores: la congestión del tráfico y los retrasos fueron solo algunas de las consecuencias del accidente, que hoy produce pérdidas comerciales de más de $215 millones de dólares por día. (Cabe destacar que, en 2023, el comercio total por el puerto de Baltimore había ascendido a más de $80.000 millones de dólares).

Los directores y gerentes de área, habituados a un cierto control y manejo personalizado de proveedores y gestión de licitaciones, se encuentran ahora frente a un escenario donde la tecnología, el big data y la inteligencia artificial están cambiándolo todo.

La resistencia inicial es comprensible, pero ignorar esta realidad genera un estancamiento que ninguna empresa puede permitirse en el mundo actual, y menos en países de Latinoamérica, donde existen desafíos enormes para la competitividad (inflación, inestabilidad macroeconómica, altos impuestos e incertidumbre política, por mencionar solo algunos).

En ese contexto, la falta de información para tomar decisiones rápidas y eficientes genera un impacto enorme en los costos. Hay un gap muy claro entre oferta y demanda y una necesidad muy grande de centralizar la información. Esa brecha se cierra únicamente con el input de la tecnología, que puede generar ahorro de costos de hasta un 45%.

La digitalización de las áreas de compras empresariales no solo permite acceder a una inmensa cantidad de información sobre proveedores y productos, sino que también agiliza la toma de decisiones y optimiza los costos.

La capacidad de analizar datos en tiempo real y anticiparse a posibles alteraciones en la cadena de suministro se convierte en un factor diferenciador para aquellas empresas que buscan mantenerse a flote.

Es indispensable que los líderes empresariales comprendan que la tecnología ya no es simplemente una herramienta para mejorar la eficiencia, sino un elemento vital para la supervivencia y el crecimiento sostenible en un mundo interconectado e impredecible.

La resistencia al cambio puede ser natural, pero la capacidad de adaptación y la visión estratégica son las cualidades que marcarán la diferencia entre el éxito y el estancamiento en la era digital.

En definitiva, la tecnología no solo está transformando la forma en que hacemos negocios, sino que está redefiniendo las reglas del juego en el competitivo mundo empresarial actual. Aquellos que abracen esta transformación con mente abierta y voluntad de adaptarse estarán mejor preparados para enfrentar los desafíos y aprovechar las oportunidades que el futuro tiene reservado.

Sobre el autor: Ariel Abramoff es CEO de Simbuy.

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