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Una ruta hacia la innovación para la industria de manufactura

Las empresas de manufactura requieren no solo de tecnología, sino también de integrarse con todos los elementos de su ecosistema, como empleados, proveedores, centros de desarrollo y organismos públicos.

Como una constante en la industria de manufactura, la innovación ha sido esencial para el desarrollo de productos, la experimentación con prototipos, la concreción de ideas disruptivas, así como la modificación de procesos y la colaboración con un extenso ecosistema.

Tradicionalmente, la innovación avanza en dos vertientes. Por un lado, la innovación incremental, que se enfoca en el desarrollo de productos, procesos o servicios dentro del ámbito de cada empresa. Por ejemplo, una fábrica de automóviles se concentra en la innovación alrededor de la producción de estos.

Por otro lado, la innovación disruptiva que consiste en explorar posibilidades alrededor de una actividad paralela como puede ser el de la movilidad, por ejemplo. Esto es que la innovación no se limita únicamente al terreno automotriz, sino que se extiende a las posibilidades que brinda la movilidad de personas y bienes.

Si bien en el segundo escenario es donde destacaban las empresas pioneras, un fenómeno de alto impacto como lo fue la pandemia motivó a éstas y a las que se mantenían más o menos estáticas a responder a nuevos escenarios en los que la demanda, los hábitos de consumo y las cadenas de suministro, entre muchas otras cosas, cambiaron literalmente de un día a otro.

Suma de ideas

A raíz de este evento sanitario, y de otros tantos que han emergido en el último par de años, como el conflicto entre Rusia y Ucrania, una crisis energética, la falta de suministros electrónicos y los altibajos económicos, las empresas de manufactura han tenido que definir rutas de innovación que les ayuden a descubrir nuevos patrones de negocio, así como a impulsar su crecimiento orgánico (hacer las mismas cosas de modo distinto) e inorgánico (hacer algo totalmente nuevo).

A lo largo de la ruta se suma y explora un sinnúmero de ideas, a partir de las cuales es posible establecer los alcances y desarrollar los casos de negocio que justifiquen la innovación y la lleven a buen puerto. De un centenar de ideas, al hacer una priorización y pasarlas por un embudo, solo se quedan aquellas que tengan el potencial de soportar un caso de negocio.

De este modo, se desarrolla un prototipo de servicio o plataforma de productos de las que, con la retroalimentación del mercado y los clientes, puede determinarse su potencial y qué sector de la población podría ser más perceptivo. Esto sienta las bases para preparar los aspectos de fabricación y operaciones para hacer escalable el producto y masificarlo: Desde diseñar, construir o adquirir las máquinas y herramientas, hasta preparar al talento humano para fabricar los productos a gran escala y generar así una nueva vertiente de negocios.

Ecosistema estratégico

La innovación va también acompañada del robustecimiento de un ecosistema de socios estratégicos que brindará las herramientas para probar o fundamentar los casos de negocio. Este ecosistema se integra principalmente por seis partes:

  • Universidades. Mediante su labor educativa, humanística y científica, desarrollan e influyen en el entorno industrial mediante acciones de apoyo a la innovación de procesos o productos.
  • Centros de desarrollo. Están a cargo de desarrollar las tecnologías que servirán de punta de lanza para la innovación.
  • Startups. Gracias a su capacidad de adaptación al cambio tienen la velocidad para probar y lanzar soluciones al mercado.
  • Provee el marco legal y comercial para impulsar los productos y servicios que competirán en un mercado dado.
  • Industria. Los organismos del sector privado son los que están dispuestos a probar cosas nuevas y abrazar la innovación como parte de su modelo de negocio.
  • Venture capital. Existen organizaciones que están dispuestas a financiar proyectos de innovación con potencial de éxito, y esperan obtener un retorno.

Tecnología como base de la innovación

En esta ruta hacia la innovación, la tecnología es fundamental para tomar decisiones que impacten positivamente al negocio y robustezcan los casos de uso. En este sentido, la analítica de datos es la piedra angular que permite visualizar el comportamiento de áreas críticas, desde el diseño, la creación de prototipos y pruebas, hasta la preparación de una línea de producción y la salida al mercado de los productos.

De igual forma, sirve como base para otras innovaciones como la inteligencia artificial (IA), la nube y la internet de las cosas (IoT).

Los avances en IA, por ejemplo, permiten automatizar tareas complicadas y encontrar en los datos señales que antes eran demasiado grandes o complejas de percibir. Desde la calidad y el desempeño de los equipos, hasta la cadena de suministro y las mejoras de los servicios, las técnicas de IA pueden generar nuevos insights del amplio espectro de datos de manufactura.

Con la analítica en la nube, por otro lado, es posible utilizar software analítico para manufactura a fin de mejorar la toma de decisiones, sin importar el nivel de madurez analítica de una organización, con una infraestructura de nube segura y confiable que permite analizar datos de IoT y obtener conocimientos operativos para mejorar la calidad de los productos, así como reducir los riesgos.

Asimismo, las organizaciones pueden gestionar y analizar sus datos de internet de las cosas industrial (IIoT) dónde, cuándo y cómo le funcione mejor al negocio, ya sea en el borde o en la nube. Y pueden entender qué datos son relevantes para saber qué almacenar, qué ignorar y qué aprovechar en el momento idóneo.

Apertura y resiliencia

En el contexto de una nueva realidad, las empresas de manufactura tienen que estar totalmente abiertas a un proceso de innovación que no se limita a su interior, sino que trasciende más allá de sus cuatro paredes. No pueden producir todo, ni superar por sí mismas todos los obstáculos que se encuentre en el camino.

De ahí que la ruta hacia la innovación requiera de la colaboración con proveedores, la capacitación de los empleados, las alianzas con universidades y centros de desarrollo, la inversión en startups, así como de la creación de un espacio en el que confluyan continuamente estas fuerzas.

A la apertura se suma la resiliencia para adaptarse a los cambios y posibles disrupciones, y estar conscientes en todo momento de que las cosas pueden fallar. De hecho, va a suceder, pero cuando más rápido fallen será mejor para hacer los ajustes necesarios para volver a intentarlo.

Sobre el autor:  Ernesto Cantú es gerente de Desarrollo de Negocios senior para la región de LATAM en SAS. Ernesto es originario de Monterrey, México, y es ingeniero industrial de profesión, con intercambio académico en la TU Ilmenau. Tiene un master en Ciencias en Gestión de Empresas y Sistemas de Manufactura Avanzados por la TU Berlin. Su experiencia profesional pasa por la industria automotriz, de transportes y consultoría de servicios y startups, dentro de las áreas de Innovación y Tecnología, Investigación y Desarrollo, Desarrollo de nuevos negocios, Comercial y ventas y Mejora continua.

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