Retos de sustentabilidad para los CEO mexicanos en 2023

El Foro Económico Mundial concluyó que seis de los 10 principales riesgos son ambientales, lo que confirma que la sustentabilidad no es un reto “ecológico”, sino de negocios, afirma Kolibri.

Seis de los principales 10 riesgos que enfrentará el mundo en los próximos años son ambientales, concluyó el más reciente Foro Económico Mundial (WEF), por lo que la sustentabilidad ya no es un reto “ecológico”, sino un verdadero reto de negocios. Así lo afirma la consultora ambiental Kolibri al explicar el contexto bajo el cual los CEO deben liderar los esfuerzos por incorporar indicadores ambientales a sus modelos de negocio.

De acuerdo con Federico Gómez Guisoli, director ejecutivo de Kolibri, los fenómenos naturales como sequías, incendios, inundaciones o lluvias torrenciales tienen un impacto cada vez mayor en el mundo, donde hasta los pequeños eventos ya están desencadenando efectos negativos para el negocio de las compañías.

“El barco que quedó atrapado en marzo de 2021 en el Canal de Suez, y que frenó las cadenas de suministro de todo el mundo, congeló alrededor de 10 mil millones de dólares de comercio al día y generó distorsiones en los tiempos de entrega de hasta 120 días es uno de los mejores ejemplos de ello. Tal vez no todos sepan que el problema se originó por un cambio intempestivo del clima que provocó fuertes vientos”, comenta.

Kolibri prevé que los fenómenos climáticos afectarán a las empresas desde las operaciones, cadenas de suministro y transporte, generándoles un aumento en costos, energía, distribución y fuerza laboral. Esto provocará una reconfiguración de socios, proveedores, socios comerciales y ubicación de operaciones, con el fin de evitar riesgos de pérdida.

Hablando específicamente de México, los CEO deberán mantenerse al tanto de las nuevas regulaciones paraarancelarias para capitalizar las oportunidades a causa de las inversiones en infraestructura, financiamientos blandos y acceso a capital que vendrán en los siguientes años al país, mismas que se potenciarán para aquellas empresas que quieran implementar proyectos que estén en línea con los planes de Estados Unidos y Europa.

“Esto puede crear un verdadero diferencial frente a la competencia, ya que es una de las ocasiones ideales para transformar los riesgos climáticos en ventajas competitivas, tales como conseguir menores barreras de entrada, aumento de capital y asegurar un acuerdo comercial bilateral entre ambos países”, asegura el directivo.

En México, la consultora espera que el mercado mayorista enfrente serias dudas en temas de energías renovables; sin embargo, se abrirán oportunidades para aquellas industrias intensivas en energía, sobre todo para sectores que busquen tener independencia energética que no se vea afectada por los fenómenos climáticos.

De igual forma, los sectores enfocados en electrónicos, industria y producción de alimentos tendrán grandes oportunidades de crecimiento debido, principalmente, al movimiento de inversión en Estados Unidos, que se enfocará en acortar las cadenas de suministro, lo que a su vez reduciría el impacto ambiental y económico. “Esto será un reto y oportunidad para México, ya que ahora deberá administrar a más personas en su país vecino”, acota Gómez Guisoli.

El movimiento y la volatilidad que los problemas ambientales generan en los mercados financieros se suman así a las crecientes presiones de los accionistas o fondos de inversión globales para saber más acerca de los impactos ambientales en las compañías y cómo éstas los están manejando. Ante ello, algunas buenas prácticas que los CEO pueden incorporar a corto y mediano plazo son:

  • Responsabilidad (accountability). Es muy importante ser críticos en el análisis sobre los impactos socioambientales de las cadenas de valor. Es claro que las mediciones pueden mejorar año a año, y no hay que ir de cero a perfecto, pero excluir los impactos puede resultar en una desinteligencia comercial-financiero para la compañía.
  • Transparencia. Dar cuenta de manera abierta y transparente sobre los impactos generados y la estrategia para minimizar los negativos y amplificar los positivos. No es que se deba estar orgullosos de los impactos negativos, pero ocultarlos y solo mostrar los positivos tiende a “alejar” a los stakeholders y generar desconfianza. Organizaciones imperfectas, pero con un plan de acción realista, terminan siendo mejores que aquellas perfectas utópicas.
  • La ciencia como base. Es importante que los proyectos que se estén ejecutando estén diseñados con empírica cuantitativa más allá de lo conceptual. Sostener un abordaje basado en ciencia nos permite avanzar con claridad, métricas, prioridades y responsables.
  • La ubicación importa. Si bien el efecto del cambio climático es global, es importante que las organizaciones puedan desarrollar lógicas de economías regionales-locales, para así potenciar su impacto positivo en las geografías en las que operan.
  • Pensamiento sistémico, todo nos afecta a todos. Una organización comprometida con un buen diagnóstico de base entiende que no puede solucionar todos sus problemas de manera aislada. En conjunto es mejor.

Para finalizar, Gómez Guisoli asegura que, según los análisis de Kolibri, aquellas empresas que no tengan una gestión integral de su impacto socioambiental estarán en una posición mucho más desfavorable frente a los grandes cambios que viviremos en los próximos años.

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