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El boom del comercio electrónico en 2020 trae mayor riesgo de fraudes

El aumento de las transacciones de comercio electrónico durante la pandemia de covid-19 ha traído también el desafío de protegerse contra un incremento de los fraudes financieros.

El comercio electrónico en México vive un periodo de evolución debido a la pandemia del covid-19 y a los cambios en el comportamiento del usuario durante este año. Pero si bien, durante 2020, el comercio electrónico en el país ha tenido un crecimiento de hasta 350 % con respecto a la primera semana del año, según datos de la plataforma de pagos Adyen, ese incremento representa retos para el ecosistema de pagos en el país debido al riesgo de fraude en transacciones digitales.

De acuerdo con Adyen, los desafíos más urgentes que existen actualmente en el ecosistema de pagos electrónicos del país son:

1. Fraude sistemático

Con el incremento de las transacciones en línea, el riesgo de fraude también lo hace. En la actualidad existen entes fraudulentos que, de forma sistemática, buscan encontrar números de tarjetas bancarias válidos mediante algoritmos en internet para posteriormente realizar cargos a dichas cuentas. A esto se le suman prácticas maliciosas de suplantación de identidad y el robo de datos mediante phishing o smishing, con las que los delincuentes adquieren datos bancarios vía correo electrónico o mensajes de texto SMS.

Para protegerse contra estas amenazas, explica Erick McKinney, country manager de Adyen México, se requieren soluciones basadas en la automatización del análisis de datos e inteligencia artificial, diseñadas para escalar a la par del incremento en ventas, de modo que no se vean rebasadas cuando dichas ventas tengan repuntes drásticos como los que se registraron durante la primera mitad del año.

2. Contracargos

Los contracargos son un problema muy común para los comercios en México. Estos se producen cuando el banco emisor de la tarjeta con la que se realizó el pago le indica al comercio que la transacción no ha sido reconocida como válida después de que ya fue entregada la mercancía, ya sea porque el titular de ese plástico bancario no reconoce la operación, la información de su tarjeta fue comprometida por un defraudador o simplemente hubo algún error por el cual la compra o entrega del servicio no pudo completarse.

Estas operaciones disputadas por la banca emisora son muy comunes; de hecho, durante el cuarto trimestre del año pasado los contracargos en compras con tarjeta de débito en el país representaron un monto total de $215,220,304 y de $574,145,786 en compras con tarjeta de crédito, según datos de la Comisión Nacional para la Protección y Defensa de los Usuarios de Servicios Financieros de México (Condusef).

¿Cómo atacar dichas amenazas?

  1. Escalabilidad. Si la cantidad de transacciones se incrementa, la capacidad de atacar el riesgo de fraude también debe hacerlo. Actualmente, el mercado mexicano requiere de soluciones escalables para las empresas que se adapten al crecimiento en sus ventas en línea. “El ecosistema de pagos opera sobre la misma red que existía antes de la llegada de internet, que poco a poco se ha tenido que adaptar a la era del comercio digital. Una diferencia sustancial, año con año, es que los volúmenes de venta en e-commerce crecen de manera sustancial, sobre todo en 2020, en el periodo de cuarentena. La única manera de atacar ese riesgo es con herramientas de clase mundial y estrategias basadas en la automatización y escalabilidad para revisar y proteger al negocio de manera cada vez más asertiva”, explica McKinney.
  2. Automatización y tecnología. En la actualidad, las medidas de seguridad y validación de la red de pagos en el país cuentan con algunas limitantes técnicas que impiden la optimización de la autorización de transacciones legítimas, lo que puede derivar en contracargos o la incorrecta clasificación de un cliente legítimo como defraudador (falsos positivos). Si bien las medidas de seguridad más populares están creadas para proteger las transacciones en tiendas físicas, como la utilización del chip en lugar de la banda magnética del plástico bancario, el uso de NIP y otras medidas creadas para compras hechas en terminal de punto de venta, en el mundo del comercio digital existen vulnerabilidades importantes.
    Por ejemplo, la red de pagos en México tiene limitaciones técnicas para completar procesos de verificación más confiables como 3DS 2, que permiten autenticar al comprador con el uso de biométricos u otros métodos de doble factor. Por ello, señala McKinney, era necesaria la apertura del mercado que permitiera la operación de nuevas redes de pago para que más datos puedan ser compartidos de manera segura entre los actores del ecosistema (comercios, emisores y adquirentes) al momento de procesar pagos de comercio electrónico.

Así, las empresas pueden adoptar soluciones diversas que ayuden a detectar de manera rápida el fraude en línea, analizando los datos de los compradores y transacciones en una sola plataforma, sin limitar la experiencia de compra para el consumidor. Igualmente, funciones que identifiquen patrones de compra conforme se incrementan las transacciones analizadas para volverse cada vez más precisas al identificar los fraudes.

Si bien todavía se desconoce en qué medida se incrementaron los fraudes electrónicos durante la época de la pandemia –y derivado del notable crecimiento registrado en el año– el problema es grave si consideramos que, durante el penúltimo trimestre del año pasado, las quejas por fraudes de este tipo crecieron 38 %, según datos de la Condusef.

Es importante estar conscientes de que, si bien el fraude cero del comercio en línea es imposible de lograr, debido a la constante evolución de las amenazas, el procesamiento de pagos con tecnología de última generación reduce los riesgos en las transacciones y genera un mercado menos vulnerable.

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