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Tecnología favorece una mayor inclusión financiera en Latinoamérica

La internet y la tecnología cambiaron para siempre la forma cómo las personas interactúan con sus finanzas. La apuesta del sector bancario en la región es acercar sus servicios a una población en donde dos de cada cinco trabajadores no manejan una cuenta de ahorros formal.

Según la definición del Banco Mundial, la inclusión financiera hace referencia a las personas y a las empresas que cuentan con acceso a productos bancarios (transacciones, pagos, ahorros, crédito y seguros) y que, gracias a su utilización, son capaces de atender sus necesidades cotidianas de manera responsable y sostenible.

En Latinoamérica, este concepto representa un valor que va más allá de esta definición. Su valía está en que genera beneficios tangibles en el desarrollo económico y la estabilidad financiera, y que puede ser un gran promotor de equidad entre la población. La región está por debajo de los estándares de los mercados desarrollados en penetración bancaria. Solo el 45 % de las PyMEs latinoamericanas tienen acceso a los sistemas financieros, pese a que este tipo de emprendimientos representan el 99 % del sector empresarial y generan el 67 % de los empleos, según las cifras consignadas en el informe «Disrupción para la inclusión: Tendencias y oportunidades no tradicionales para potenciar la inclusión financiera en América Latina», publicado a finales del año pasado por Deloitte.

Pero su mayor impacto está en la posibilidad de llegar a los ciudadanos comunes. El reporte de Deloitte señala que, antes de iniciar la pandemia, apenas el 51 % de los adultos tenía una cuenta bancaria y menos del 15 % se beneficiaba de ahorros formales o préstamos bancarios. Para febrero de 2020, únicamente el 45 % de los latinoamericanos había realizado una transacción.

Las fintechs y los servicios de banca digital son los abanderados de una transformación sin precedentes que promueve la inclusión financiera en Latinoamérica. Aunque el sector tradicional también está incorporando soluciones, hay una oportunidad mayúscula para que las alianzas entre los diferentes actores cierren las brechas de acceso bancario.

Para Mauricio Fernández, director de Operaciones Américas de BPC, proveedor de soluciones de pagos digitales: «Este es un momento trascendental para que el ecosistema fintech de Latinoamérica ofrezca productos innovadores a una población que aún tiene bajos niveles de bancarización y en la que predomina el uso del efectivo. La región es mayoritariamente joven, nativa de las nuevas tecnologías y lejana de los servicios financieros convencionales».

La digitalización trae grandes beneficios como la reducción de costos operativos, la transparencia en los procesos y la creación de un ecosistema que permita a las personas hacer y recibir pagos reduciendo el uso del dinero físico y promoviendo soluciones que incluyan a la población no bancarizada. En este sentido, el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) hizo un llamado para que la disrupción tecnológica, junto con la mayor competencia entre banca tradicional y los neobancos y plataformas tecnológicas, motiven la creación de propuestas que se adapten a los nuevos hábitos y preferencias de los usuarios.

«El open finance es un sistema en línea que, por medio del uso de APIs, simplifica los procesos transaccionales y da un acceso unificado a servicios financieros como verificar el balance de una cuenta, gestionar pagos, recibir asesorías financieras, solicitar préstamos o acceder a un producto de un tercero asociado, de manera simple y en línea. Las finanzas integradas y las alianzas entre organizaciones conforman un ecosistema digital que ya se estableció como el gran promotor de la inclusión financiera», comenta el ejecutivo de BPC.

En la región, según el informe «Evolución del sector Fintech en Latam» de Finnovista, los países que lideran el sector de la tecnología financiera al concluir el 2021, son: México, con 441 empresas registradas; Brasil con 377; Colombia, 180; Chile, 112; Argentina, 110; Perú, 47; Ecuador, 31 y Costa Rica con 25.

Tecnología para cambiar el acceso a productos financieros

Una de las principales barreras que tiene la inclusión financiera es el acceso al crédito, que se agudiza porque las instituciones convencionales continúan aplicando modelos tradicionales para el análisis del riesgo en las personas y las PyMEs. Sin embargo, se está implementado enfoques alternativos gracias a la tecnología, para atender a un sector que históricamente ha sido desatendido.

«Los bancos y las fintech están tratando de resolver la situación de la inclusión financiera mediante la integración de nuevas capacidades tecnológicas como la inteligencia artificial y el acceso a diversos tipos de datos. Esta tecnología introduce nuevas formas de evaluar los niveles de riesgo mediante la aplicación de modelos alternativos de puntuación, que complementan el uso de metodologías tradicionales para una evaluación más precisa», dice José Luis Vargas, vicepresidente ejecutivo para América Latina de Provenir, empresa de software de toma de decisiones de riesgo para el sector fintech.

En este sentido, Vargas destaca que al aprovechar los datos de una amplia variedad de fuentes, como datos de telecomunicaciones, puntuación de presencia social (SPS), información de los dispositivos y tendencias de comportamiento móvil y web, los prestamistas pueden obtener una comprensión más profunda de los clientes existentes y potenciales.

El análisis predictivo de la inteligencia artificial (IA) y el aprendizaje automático (ML), además del uso de datos alternativos, mejoran la toma de decisiones sobre el riesgo crediticio de las personas, y promueven la inclusión financiera porque consiguen llegar justamente a la población marginada.

Conectividad e inclusión

Jamez Hernández, presidente y cofundador de Trust Corporate, consultora experta en temas financieros y contables, resalta que el aumento en la conectividad no es directamente proporcional al aumento de la bancarización. «Vemos que, en nuestra región, los niveles promedio oscilan sobre el 55 %, es decir, que solo ese porcentaje de la población de región tienen una cuenta bancaria. Ante esta situación, desde hace algunos años hemos visto el nacimiento de medios alternativos que promueven la generación de nuevos competidores, por lo que ahora [la industria financiera] está llamada a romper viejos paradigmas y a enfocarse en brindar a sus clientes una experiencia amigable y satisfactoria».

Latinoamérica es una de las regiones de mayor crecimiento en población internauta en los últimos años. Actualmente, la penetración de internet en la región para 2022 está en 75,6 %, según Internet World Stats. Sin embargo, según las cifras del Banco Mundial, menos del 50 % de la población de América Latina tiene conectividad de banda ancha fija y solo el 9,9 % cuenta con fibra de alta calidad en el hogar. Si bien el 87 % de la población vive dentro del alcance de una señal de 4G, su alcance sigue siendo bajo, con el 37 %. 

Sin embargo, la tecnología por sí sola no genera inclusión financiera; debe ir acompañada de una serie de soluciones pensadas en atender a las personas en sus necesidades transaccionales. Según Hernández, «cada día nacen nuevas aplicaciones móviles que hacen más fácil la vida de las personas, que ayudan a resolver las cosas de manera sencilla. La banca está llamada a utilizar las mejores herramientas tecnológicas para hacer vivir a sus clientes una experiencia de calidad, e identificar fórmulas para prestar servicios de forma efectiva y que, a su vez, transmitan los valores de la marca. En este sentido, un producto como el que ofrece el sector financiero resultaba altamente sensible ante este tipo de experiencias motivadas por la aplicación de lo digital».

Ciberseguridad en el sector financiero

Conforme se produce el crecimiento en las capacidades digitales por parte de organizaciones, empleados, usuarios y clientes, se incrementa el riesgo de sufrir un ciberataque. El sector financiero es altamente atractivo para los delincuentes y su accionar en la red. 

David López Agudelo, vicepresidente de ventas para Latinoamérica de Appgate, compañía de seguridad y prevención del fraude transaccional, destaca la importancia de implementar un modelo de confianza cero (ZT, por las siglas de zero trust) para la ciberseguridad en este entorno, y de contar con una estrategia robusta que permita tener visibilidad, controlar qué se ve y quién está autorizado a acceder a la información.

«El riesgo que representan las VPN ha acelerado la adopción del modelo ZT de manera exitosa porque ofrece beneficios como: eficiencia en costos y tiempos; pocos cambios en la infraestructura; operación eficiente y centralizada de la autenticación y el control al acceso; migración a la nube de la información; y facilidades y seguridad para la implementación de modelos como el trabajo híbrido en las organizaciones», indica. 

Las soluciones de confianza cero tienen como principio nunca confiar y siempre verificar, e impulsa a las empresas a jamás abrir sus activos, a crear un acceso condicional para las personas que trabajan por fuera del perímetro seguro y a controlarlos continuamente. López explica que este modelo reduce los privilegios que los usuarios tienen al interior de la red, basando sus accesos en su contexto y postura de seguridad al momento de conectarse, y monitorea su actividad en busca de actividad sospechosa.

El aprendizaje automático, la inteligencia artificial y la biometría del comportamiento también serán parte del futuro de la autenticación y protección del usuario; aplicados en un esquema de seguridad, son una respuesta efectiva para la protección de las organizaciones, afirma el ejecutivo de Appgate.

«La ciberseguridad juega un papel fundamental en el crecimiento competitivo, la eficiencia operativa y la experiencia del cliente bancario, pues la percepción de confianza en los sistemas y canales que utilizan es la punta de lanza de una experiencia que debe generar confianza para así realmente impactar en la población», concluye López.

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