
ATDT: ¿Obstáculo estatal para la innovación tecnológica en México?
La nueva Agencia de Transformación Digital y Telecomunicaciones (ATDT) de México enfrenta conflictos de competencia y gobernanza que pueden traducirse en burocracia duplicada, sobrecostos y retrasos en proyectos estratégicos, afirma experto.
La recién creada Agencia de Transformación Digital y Telecomunicaciones (ATDT) de México, impulsada por la presidencia de Claudia Sheinbaum, afirma tener el objetivo de unificar la tecnología gubernamental y acelerar la digitalización de trámites. Sin embargo, debido a la desaparición de otros organismos de auditoría, el organismo concentra excesivo poder en manos del Estado.
Para Norberto Maldonado, especialista en tecnología, estas acciones parecen una apuesta a un actor público sin experiencia ni capacidad comprobada para desarrollar tecnología propia, lo que equivale a un “retorno al Estado proteccionista”, con el correspondiente riesgo de sustituir un mercado dinámico por un monopolio ineficiente. “Los criminales sí están invirtiendo en herramientas de inteligencia artificial y de ciberseguridad, en las que no invierten ni el gobierno, ni la iniciativa privada ni la academia”, señala. Eso refleja la baja participación del sector privado y educativo en la agenda digital.
La situación, explica Maldonado, contrasta con economías colaborativas como Brasil, por ejemplo, donde el portal único gov.br centraliza cientos de servicios y la identificación electrónica para más de 150 millones de ciudadanos, mientras estados y municipios del país desarrollan soluciones tecnológicas en alianza con “plataformas cívicas” y universidades.
Igualmente, India ha impulsado una infraestructura digital pública masiva, cuyo ejemplo es la plataforma de documentos DigiLocker, que brinda servicios gubernamentales “transparentes y centrados en el ciudadano”. Y Corea del Sur ha adoptado la estrategia de “gobierno plataforma digital”, donde “ciudadanos, empresas y gobierno trabajan en colaboración sobre una plataforma donde todos los datos están conectados”.
Maldonado subraya que, mientras esos ecosistemas abiertos integran a la sociedad, la academia y al sector privado en su hoja de ruta digital, el modelo elegido por México opta por un ente estatal único.
Adicionalmente, la creación de la ATDT plantea múltiples retos internos, como la existencia de vacíos institucionales clave, de los cuales advierte la Asociación Mexicana del Derecho a la Información (Amedi). Por ejemplo, la administración del espectro radioeléctrico –antes tarea del Instituto Federal de Telecomunicaciones (IFT)–, que no ha sido asignado y quedaría fuera de la nueva agencia. Además, las tareas regulatorias del extinto IFT se repartirán entre la ATDT, la Secretaría de Infraestructura y un nuevo organismo económico, lo que creará una “doble (o triple) ventanilla” para trámites, encareciendo procesos.
Desde la Amedi se ha insistido en que la ATDT, al depender directamente del Poder Ejecutivo, carece de independencia técnica, lo que “limita su independencia y puede afectar la neutralidad de sus decisiones” en áreas sensibles como concesiones y espectro. “La agencia enfrenta conflictos de competencia y gobernanza que pueden traducirse en burocracia duplicada, sobrecostos y retrasos en proyectos estratégicos”, advierte Norberto Maldonado.
Las cifras comparativas exponen los desafíos de México en el tablero global. Según la Asociación de Internet MX, el 80,8 % de los mexicanos usa internet (96,87 millones de personas), pero un 19,2 % de la población sigue desconectada, cifra que aumenta en las zonas rurales, donde solo hay un 66 % de penetración.
En gobierno electrónico, Maldonado comenta que México apenas ha llegado al grupo de “muy alto desarrollo” en el índice mundial de e-gobierno, donde Corea del Sur es líder a nivel global, manteniéndose entre los tres primeros lugares desde 2010.
La inversión en innovación es otro talón de Aquiles. México destina aproximadamente 0,3 % del PIB a I+D (pública y privada), muy por debajo del 1,17 % de Brasil o el 4,81 % de Corea del Sur. Maldonado señala que estos rezagos estructurales –escasa investigación, brechas de conectividad y reguladores múltiples– erosionan la competitividad digital nacional y ponen en duda la eficacia del modelo actual.
Así pues, de acuerdo con Maldonado, la ATDT plantea más dudas que certezas sobre el futuro digital de México al “concentrar el poder tecnológico en un organismo estatal poco probado, y marginar a la iniciativa privada y al sector académico”.
“La agencia tiene el potencial para unificar esfuerzos, pero también pone en riesgo una estructuración tecnocrática que favorece la politización antes que la innovación”, afirma.