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Aciertos y desafíos en la política peruana de datos abiertos

Perú se corona en el primer lugar de adopción de datos abiertos de la ONU gracias a sus avances en la implementación de un portal de acceso único, pero todavía tiene varios retos por mejorar para lograr sacarle el máximo provecho.

Desde que se declaró la pandemia, el Ministerio de Salud del Perú emite un pequeño cuadro con cifras claves: número de fallecidos por covid-19, infectados, hospitalizados y altas. Este reporte es difundido por redes sociales y replicado en medios de comunicación tradicionales (radio, TV, etc.). En Twitter, cada post tiene decenas de respuestas con cifras más detalladas, gráficos de tendencias y un sinfín de resúmenes a colores, “para dummies”. ¿Cómo es esto posible? Porque una norma (D.S. Nº 016-2017-PCM) dispone tener todos los datos en un portal abierto, consolidado en datosabiertos.gob.pe, el cual es accesible para quien desee revisarlos y/o exportarlos.

En el Perú, parafraseando al periodista Ricardo Uceda, la ley permite mirar debajo de la alfombra. Gracias a ello, el país obtuvo el primer lugar –junto a otros 11 países, entre ellos España y Suiza– en el ranking de adopción de datos abiertos del último Índice Mundial de Desarrollo de Gobierno Digital de las Naciones Unidas (ONU). No solo es el mejor del continente, sino que supera a Estados Unidos y Canadá. De hecho, en el indicador global de digitalización, el país escaló 12 posiciones para llegar al puesto 59, superando a México y Colombia. En el Índice de Madurez GovTech (GTMI) del Banco Mundial, avanzó 29 posiciones y llegó al N°14.

Los datos abiertos son parte de los compromisos ligados a la implementación de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) relacionados con la educación, empleo, medio ambiente, salud, justicia y protección social. El concepto como tal (Open Data) no es nuevo; hay ejemplos de uso en Estados Unidos y Europa desde fines de los años sesenta, pero en Perú recién en 2017 se estableció la Estrategia Nacional de Datos Abiertos, explica el científico Ragi Burhum, CEO de AmigoColud y uno de los fundadores de la página OpenCovid.    

El Perú se involucra en la Alianza para el Gobierno Abierto y empieza a trabajar con la “Política Nacional de Gobierno Electrónico” desde el 2013 (DS Nº 081-2013-PCM), pero la estrategia tomó cuatro años más en ser diseñada, añade Antonio Ríos, ingeniero de datos que apoya el proyecto covidvizpe.com y empezó a usar los datos de la atención asistencial en el sector salud desde ese entonces.

A nivel de transformación digital el país no está tan avanzado, sobre todo por una disparidad en la implementación de lo dispuesto por la Secretaría de Gobierno y Transformación Digital de la PCM (Presidencia del Consejo de Ministros) con lo que han desplegado los gobiernos municipales, que son los más atrasados. Según sus reportes semestrales, hay 642 entidades públicas que han migrado a la plataforma digital única del Estado, con los ministerios a la cabeza con 100 % de migración, mientras los gobiernos regionales solo van a un 60 % (15 de 25 entidades) y las municipalidades provinciales en un 33 % (65 de 196 entidades). Además, mientras los ministerios han logrado en un 95 % la implementación de una mesa de partes digital y el despliegue de un modelo de gestión documental, a nivel de los gobiernos regionales el modelo de gestión documental está a un 85 % y la implementación de la mesa de partes digital cae a 21 % a nivel municipal.

En la adopción de la ley de transparencia (datos accesibles para el ciudadano que lo solicita) también existe un avance disparejo. Solo un 27,7 % de entidades estatales cumplen con remitir información sobre la atención de pedidos de información a la autoridad respectiva. Las municipalidades provinciales y distritales (58,7 % y 18,8 %, respectivamente) son las que más incumplen con la ley, mientras que el Poder Ejecutivo es el más cumplidor (98 %).

Desafíos y pendientes

Natalia Vega, gerente de IDC para Perú y Chile, explica que el Perú y toda la región de América Latina se encuentran aún en vías de desarrollo de su madurez en transparencia y uso del código libre, y padecen de un desarrollo disparejo, dependiendo de cada institución del gobierno. La madurez se logra, según el “Worldwide Open Source Ecosystem 2022”, cuando hay un apoyo de la comunidad en el cuidado de la transparencia que implica la divulgación y libre acceso al dato, sumado al manejo de proyectos de código abierto con un repositorio único que permita un trabajo colaborativo entre lo público y lo privado, aclara.

En Perú, señala Ragi Burhum, algunas organizaciones estatales mantienen sus datos al día y los publican en portales de datos abiertos, pero otras simplemente publican los datos una vez (para que el sistema verifique que cumplieron esta obligación) y luego se olvidan de actualizarla. “Vamos avanzando, pero todavía necesitamos mejorar más”, advierte, al tiempo que sugiere que esos datos sean la base del desarrollo industrial del país.

En su opinión, se puede seguir el ejemplo de Estados Unidos y Europa, en donde si un dato fue creado con dinero público, y no hay un aspecto de seguridad nacional, pasa a ser de dominio público y permite crear nuevas soluciones tecnológicas. “¿Sabían que, si el Censo de EE.UU. no publicaba sus datos TIGER como datos abiertos en el 1990, es muy probable que Google Maps no existiera? ¿Sabían que los datos publicados por el programa Copernicus de la Unión Europea se utilizan diariamente para medir riesgos en la industria de seguros?”, señala.

Antonio Ríos añade que transformar datos y obtener respuestas por medio de indicadores ha sido una forma de contribuir a mejorar la capacidad de respuesta del gobierno a la pandemia de la covid-19 en el Perú, pero esto debería extenderse a otras instituciones públicas y privadas, permitiendo la interoperabilidad para un mejor fluir de los servicios al ciudadano.

En la actualidad, detalla Ríos, es fácil acceder y descargar el dato. El problema surge con los cambios de las autoridades por temas políticos, lo que origina el descuido de la continuidad, o cuando no se ponen todos los candados de seguridad informática y, por ejemplo, se caen los servidores o se divulga y altera datos privados, como los falsos registros de fallecidos. “Creo importante mejorar el acceso por medio de las API REST/SOAP que permitirán automatizar, mejorar el acceso a los datos abiertos y tener un mejor seguimiento y control de los usuarios que utilizan los datos abiertos”, puntualiza.

Además, remarca que es necesario trabajar en lograr que los usuarios sean conscientes del poder que les otorga acceder a un dato y para eso hay que trabajar en la alfabetización digital del público en general. “La pandemia nos apuró por aprender las TIC, pero aún estamos en debe... El conocer permitirá proponer y mejorar”, apunta el ingeniero de datos.

La pandemia, agrega Ragi Burhum, fue un gran catalizador para explicar las ventajas del concepto de datos abiertos a una audiencia grande, “pero recién estamos rascando el potencial de lo que realmente podemos lograr. Imaginen utilizar datos abiertos de contratos con el gobierno para luchar contra la corrupción”, remarca, al tiempo que reafirma que vamos por el sendero correcto, pero que se debe seguir adelante sin detenerse para seguir avanzando.

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