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¿Hacia dónde van los pagos digitales en América Latina este 2021?

El 2020 demostró que el ecosistema de negocios estaba listo para atender a una demanda explosiva. El efectivo sigue ganando en la región, pero los cambios de hábitos, tanto de comercios como de consumidores, muestran una tendencia irreversible hacia la digitalización.

La industria de pagos digitales vive una aceleración sin precedentes en América Latina. Cuando empezamos a idear la compañía hace ya varios años, no solo el efectivo era el principal medio de pago en la región, sino que los cheques físicos representaban casi el 18% de las transacciones totales. De aquel tiempo a la actualidad, el ecosistema desarrolló la tecnología capaz de digitalizar muchas de esas transacciones, y la emergencia de nuevos actores y nuevos modelos de negocio impulsaron un cambio de paradigma en el sector. Tanto en Argentina como en Chile, Brasil y otros países de la región, la apertura del mercado de adquirencia potenció estos movimientos e introdujo nuevas opciones para comercios y usuarios, subiendo a su vez la vara para el resto de los jugadores.

Afortunadamente, el trabajo de todos estos años estuvo a la altura de las necesidades que trajo consigo la pandemia. Las soluciones digitales de pago y de e-commerce fueron vitales para que en momentos tan difíciles los comercios pudieran seguir vendiendo y para que los consumidores pudieran seguir comprando, en un entorno seguro, simple y sin contacto físico. En cuanto a números, México se ubica entre los países más reticentes a sustituir el uso de efectivo durante el nuevo escenario, quedando ligeramente rezagado de la tendencia general de América Latina: aún en el contexto de la pandemia, el 45% de las transacciones en México se hacen en cash, le sigue de cerca Perú (44%), mientras que por otro lado se encuentran Argentina (37%), Brasil (35%), Colombia (34%) y Chile (31%).

En el caso de la Argentina, durante los últimos cuatro años, la cantidad de operaciones con billetes a la hora de pagar en los comercios de manera presencial se redujo del 44% al 37%, al mismo tiempo que las operaciones con billeteras electrónicas crecieron del 4% al 11% del total. Esto sugiere que la ampliación de los servicios accesibles de billeteras electrónicas puede jugar un rol clave para la digitalización de los pagos en otros mercados similares de la región.

El principal desafío de la industria sigue siendo construir los canales adecuados y la capilaridad suficiente en todos los eslabones de la cadena para transformar el efectivo en dinero digital. Adicionalmente, conseguir que quienes se digitalizaron “a la fuerza”, permanezcan siendo digitales.

Lo que sabemos es que tanto las billeteras digitales como las tarjetas de débito son los dos medios de pago de eCommerce para los que se pronostica mayor crecimiento de aquí a 2024. Ambos crecieron un 43,5 %, pasando del 13,8% en 2019 al 19,8 % en 2020. Se prevé que el fuerte crecimiento de las billeteras digitales se mantenga en Latinoamérica y que estas superen a las tarjetas de crédito hasta convertirse en el medio de pago líder de comercio electrónico a nivel regional para 2024.

En este proceso de digitalización, los “fierros” siguen siendo fundamentales: tanto la actualización del parque de tarjetas, que en su mayoría ya cuentan con tecnología NFC (el famoso “chip”), como en los puntos de venta y los demás aspectos del entorno tecnológicos. Con esto en mente, en GeoPagos nos hemos esforzado por ser el partner tecnológico que ofrezca la mayor variedad de soluciones disruptivas y el año pasado fuimos pioneros en la región con el lanzamiento de Tap To Phone en asociación con VISA. Esta tecnología que convierte a un teléfono celular Android en una terminal de pagos y marca otro hito en el proceso imparable de la digitalización.

Según un estudio de VISA, las tarjetas sin contacto se triplicaron el último año en la región y en 17 mercados la penetración de las transacciones presenciales sin contacto superó los dos dígitos en marzo. Además, el 17% de los consumidores encuestados usaron los pagos sin contacto para su última compra, prefiriendo esta tecnología cuando estaba disponible.

El desarrollo de soluciones como estas requiere el trabajo conjunto de muchos jugadores. No por casualidad está de moda la palabra “coopetición”. Aquello se observa con más claridad en la interoperabilidad, un sistema de reglas de juego que requiere integraciones tecnológicas complejas, coordinación y confianza entre todos los actores. A medida que crece el flujo de información entre billeteras, agregadores, cuentas virtuales, cuentas bancarias, procesadores y otros, crece la oferta, se robustece el sistema, bajan los costos y es posible incorporar nuevos y mejores servicios financieros: es la era del Open Banking. Esta apertura de rutas digitales produce que naturalmente caiga el cash out, como demuestra toda la experiencia internacional. Argentina, México y Brasil están haciendo grandes avances en este respecto, con la implementación de sus programas Transferencias 3.0, CODI y PIX.

La industria de pagos es cada vez más relevante en la economía. Por su incidencia real en la simplificación de procesos e inclusión financiera pero también por la mejora continua de estándares y agregado de valor tecnológicos. Avances de los que, pensando en el futuro, todavía no tenemos verdadera dimensión. A mediados de los 90, una compañía japonesa creó los códigos QR para agilizar la clasificación de piezas en la cadena productiva automotriz. Diez años después, esa solución tecnológica llevó a una verdadera revolución digital en la industria de pagos, especialmente en China, donde se calcula que hoy el 85% de las personas utilizan medios digitales como primera opción de pago. América Latina no puede quedarse atrás en este proceso, y desde nuestra trinchera seguiremos aportando soluciones para contribuir a la transformación digital de las transacciones en la región.

Sobre el autor: Julián Lisenberg es CRO de GeoPagos.

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